viernes, 14 de febrero de 2014

Levanta la cabeza.

Quizás todo te va mal, ves el mundo en negro y el camino es como un laberinto no encuentras la salida. Quizás la gente te juzgue sin a penas entender tus sentimientos, hable de ti con solo conocer tu nombre y un poco de tu historia. Quizás el mundo está en tu contra y la gente se burla de ti por opinar diferente al resto. Que sí, que todos tenemos malos días, todos nos caemos y decimos "hasta aquí" y todos tenemos las rodillas llenas de arañazos y moratones de caer y levantarnos para volver a caer. 

Es verdad, cuanto más alto vueles más grande será la hostia que te pegues, pero también es verdad una cosa, que quien no arriesga no gana. No puedes dejar que, de catorce millones de personas que somos en el mundo sólo una arruine tu vida, cuando hay otras seis mil novecientas noventa y nueve millones de personas allí fuera que pueden hacer de tu día el más bonito. 

Pero lee con atención, pon tus sentidos en todas mis palabras. No es el fin. La vida sigue y tú no puedes quedarte atascado con una piedra, no puedes dejar que una simple persona te amargue la vida y te quite esa sonrisa del rostro, esa sonrisa que alguien se muere por ver. La vida es dura, y el camino va en zigzag, pero no puedes detenerte a la primera curva, ni a la primera caída. Debes volar alto, da igual el golpe que te lleves, saluda desde la cima a esos que te decían que no podías con tus objetivos. Devuélveles los golpes con astucia, enseñándoles que no estás solo y si lo estás, seguirás caminando hasta lograr tu meta.

No debes rendirte, porque si el camino es complicado es porque vas por el sendero correcto. Y puede que hoy no, pero mañana consigas todo lo que deseas. Levanta la cabeza, que nadie te haga agacharla. 

Sólo ves lo de fuera, no lo de dentro.

Me prometiste estar siempre a mi lado, no irte y levantarme tras cada caída. Me prometiste ser ese ángel que cuida de mí sin que yo lo sepa, me prometiste cuentos de hadas que no lograrías cumplir y ahora, ¿ahora qué? Ha quedado todo en un mal sueño, en una pesadilla que te persigue y te atormenta sin cesar, un mal recuerdo que está presente por donde mires. Y dime, ¿qué queda ahora? Ilusiones rotas, tiempo perdido, lágrimas malgastadas y un corazón roto en más de mil pedazos, y es que dicen que, cuando el órgano vital de nuestro cuerpo se rompe en cachos tan pequeños es imposible arreglarlo y hacer que funcione de nuevo, puedes mejorarlo, hacer que no parezca tan roto, sanarlo un poco y cubrirlo con una venda, pero, ¿de verdad piensas que así aguantará todo el tiempo? Ahora es débil y al mínimo fallo se quebrajará de nuevo, y se irán cayendo sus piezas poco a poco hasta que no quede nada.

Entonces, cuando eso ocurra la duela de ese órgano tan imprescindible para nosotros cambiará, se volverá fría y distante, calculadora, callada y reservada, no es que sea tímida, es que han chafado tanto sus sentimientos que no quiere abrirse a nadie. Entonces tú la criticas, la insultas, le dices antipática, sin saber que por fuera es como una piedra pero por dentro es más sensible que la porcelana. 
Y no, no es que esa persona sea así, es que, han sido tantas veces las promesas que no se han cumplido y los golpes que se ha llevado sin volar muy alto que ahora, prefiere vivir alejada del resto, sin que nadie la hiera más y poder deshacerse de todo ese dolor que un día le causaron.